La ¿regulación? de la bicicleta de montaña en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama

La bicicleta tiene en la sierra de Guadarrama y alrededores un espacio idóneo para su desarrollo. A partir de  los años 60 empezó a popularizarse permitiendo descubrir a los madrileños muchos de  los rincones más ocultos de la sierra.

Unas décadas después es innegable que la práctica de los deportes de montaña y las actividades al aire libre están en auge en nuestra sociedad. Así, la bicicleta ha pasado de ser una actividad minoritaria sin un impacto reseñable, a ser una actividad en creciente expansión.

En el caso concreto de la Sierra de Guadarrama esta cuestión se acentúa, al tratarse de un parque periurbano donde los problemas ambientales derivados de la masificación van en aumento, especialmente en zonas como los valles de Abantos, las Dehesas-Fuenfría, y Navalmedio y en proceso de expandirse a la Pedriza y Alto Manzanares, Hueco de San Blas y laderas de la Najarra.

Las afecciones al entorno derivadas de la bicicleta dependen principalmente de cinco factores clave: tipo y pendiente de la vía elegida, condiciones del terreno, comportamiento del ciclista y tipo de conducción. Así, el tránsito en bicicleta por pistas de gran anchura genera un mínimo impacto, mientras que en el extremo opuesto, el descenso por senderos estrechos, a gran velocidad y en grupo podría considerarse una práctica altamente impactante.

A las potenciales afecciones reseñadas se suma la indefinición legal reinante, al contar con solapamiento de normas y la ambigüedad de las mismas. Este hecho constituye parte del problema en tanto que son fuente de confusión sobre el derecho a transitar o no por ciertas zonas y, lo más importante, está incrementando las afecciones ambientales de forma acusada en áreas determinadas. Una normativa clara, categórica y perfectamente publicitada permitiría resolver estos problemas.

Con un largo recorrido por delante hasta la aprobación del Plan Rector de Uso y Gestión del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama que ordenará las actividades de uso público, cabría preguntarse cuál es la situación de la regulación de las bicicletas en el Parque.

A nivel regional la norma de referencia en la vertiente madrileña es la Resolución de 27 de julio de 1989, de la Agencia de Medio Ambiente, por la que se regula la circulación y prácticas deportivas, con bicicletas y velocípedos en general, en los montes administrados por la Comunidad de Madrid.

Esta norma establece que “La circulación de bicicletas y velocípedos en los montes administrados por la Comunidad de Madrid, se limitará a las vías de tránsito autorizadas y a las rutas, pistas y áreas específicamente acondicionadas o que se acondicionen para ello mediante la correspondiente señalización” (artículo 1).

Ello se traduce en la práctica en la prohibición de circular en BTT por todos los montes de gestión madrileña salvo autorización expresa.

En el Parque Nacional, la normativa que rige es el Decreto 96/2009, de 18 de noviembre, del Consejo de Gobierno, por el que se aprueba la ordenación de los recursos naturales de la Sierra de Guadarrama en el ámbito territorial de la Comunidad de Madrid. Esta norma señala que la circulación de las bicis: “se limitará a pistas forestales y caminos abiertos por maquinaria de anchura de plataforma superior a 3 metros, así como a las pistas, caminos, senderos, vías pecuarias, vías de tránsito y rutas tradicionalmente utilizadas” (artículo 4.4.8.17).

En este caso nos encontramos con el problema de lo subjetivo del término “tradicional” que puede llevar a interpretarse como una autorización para la circulación de bicicletas por cualquier tipo de vía dentro del ámbito del Parque.

A resultas de lo anterior, el Decreto es menos restrictivo que la Resolución, de menor rango jerárquico, lo cual puede llevar a una interpretación ambigua. No obstante, el Decreto aclara este punto en el artículo 4.4.8.5: «El régimen general de visitas se ajustará a lo dispuesto en la normativa vigente que regula las normas generales para el uso sociorecreativo de los montes y terrenos forestales administrados por la Comunidad de Madrid».

Es decir, dentro de los montes administrados por la Comunidad de Madrid, regiría la Resolución y estaría prohibida la circulación salvo en vías autorizadas mientras que en zonas no incluidas dentro de montes regiría el Decreto.

En este sentido, cabría preguntarse qué montes administrados por la Comunidad de Madrid existen dentro del Parque Nacional.

Montes dentro de Parque Nacional

Según la figura anterior, en La Pedriza o en el Hueco de San Blas, situadas sobre montes, sólo se permitiría circular por vías autorizadas. En el lado opuesto, al carecer de montes, podrían circular por cualquier tipo de vía (considerada tradicional) en zonas como el Valle de Siete Picos (incluyendo la Senda Herreros y la Senda de los Alevines); el Valle de Navalmedio (incluyendo el Camino del Calvario); la Cuerda de las Cabrillas; la Senda Bola del Mundo-Collado del Piornal-La Maliciosa o el Valle de la Fuenfría (incluyendo la vertiente sur de Peña del Águila, Collado de Marichiva y Peña Bercial).

A tenor de lo expuesto, es urgente que se clarifique cuanto antes la normativa en orden de facilitar la convivencia entre los usuarios del Parque y lo más importante, detener la degradación progresiva de muchas de las laderas de la Sierra.

Acerca de Manuel Oñorbe

Este blog pretende ser una ventana abierta a mis inquietudes (profesionales y no tan profesionales) acerca de temas relacionados con el medio ambiente

Publicado el febrero 7, 2016 en Bicicleta de montaña, Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama y etiquetado en , , , , , , , , , , , . Guarda el enlace permanente. 11 comentarios.

  1. Muchas gracias por la revisión y por plantear la discusión. Desde luego es una cuestión a debatir y sujeta a interpretaciones, lo cual genera más confusión que consenso. Coincidiendo en gran medida con todo lo que planteas, respecto a lo que comentas sobre el impacto según la anchura del sendero, lo cierto es que la realidad de la práctica de la bici de montaña se encuentra entre ambos extremos y fijarse sólo en ellos no creo que sea una buena guía para la regulación, sobre todo si únicamente se considera la anchura del camino como la referencia para permitir o no el tránsito. Efectivamente, la circulación por senderos, a gran velocidad puede ser impactante que circular por una pista ancha, pero si se circula a una velocidad moderada no tiene por qué serlo tanto, como de hecho así ocurre. Igual que lo de ir en grupo, donde no veo la razón del mayor impacto, aparte de la cuestión de que, obviamente, pasan por el mismo tramo más ciclistas. Pero lo mismo se puede plantear para cualquier otra actividad, como correr por la montaña… cuando se practica de forma masiva el impacto aumenta (qué te voy a contar, ¿no?).

    Yo creo que la regulación se debe basar en unas normas de uso que tengan en cuenta las condiciones del terreno pero también la propia práctica (limitaciones de velocidad, preferencias de paso, etc…). Como suele ser habitual, lo fácil es prohibir y restringir por criterios sencillos, mucho más que regular y llegar a consensos. Desde luego, creo que a día de hoy la implicación de todos los colectivos y agentes implicados puede ser muy positiva. Me consta que IMBA y otras asociaciones están trabajando activamente en este sentido.

    Por otro lado, una cuestión que no se suele contemplar es que la regulación también debería recoger una serie de obligaciones para la propia administración, sobre todo en lo referido al mantenimiento de los caminos (su firme, sus desagües, sus trazados…). Y lo digo con conocimiento de causa, pues llevo más de 25 años montando por la bici en el Guadarrama, sobre todo en la Pedriza y alrededores, y muchos de los caminos «tradicionales» (que los hay), se mantenían limpios y transitables en gran medida gracias al mantenimiento de algunos de los que habitualmente pasábamos por allí, entre otras cosas, pensando también en las bicis.

    Más aún, considero que la práctica de la bici de montaña puede contribuir positivamente al mantenimiento de los caminos. Hay que tener en cuenta que gran parte de los senderos de la sierra tienen como origen caminos de herradura. El trazado de los mismos estaba adaptado al de las caballerías y precisamente eso es lo más favorable para circular en bicicleta. Y es que uno de los grandes problemas de los caminos de la sierra es que se han perdido sus trazados originales, ya sea por falta de uso o, lo que es más frecuente, por la creación de atajos. Y en esto último se ha debido fundamentalmente a la práctica del senderismo y, más recientemente, con las carreras de montaña. Algún caso habrá achacable a las bicis, como no, pero no es lo más habitual debido, entre otras cosas, a las propias limitaciones de trazados comentadas anteriormente (que limitan en gran medida los caminos y senderos practicables por las bicis).

    Cuestión a parte estarían la organización de eventos, carreras, marchas y demás, como ocurre con otras actividades y, por supuesto, la apertura de nuevos caminos. En estos casos el impacto sobre el medio puede ser muy relevante y una cuestión a evaluar en detalle, donde realmente se tiene que ser especialmente vigilante.

    En fin, el debate está abierto y esperemos que entre todos se pueda llegar a un consenso para poder mantener una práctica de la bici de montaña compatible con los valores de nuestra sierra.

    • Gracias por tu interesante comentario Eladio (como siempre),

      En mi opinión el problema en este caso surge cuando el número de usuarios (y modalidades) no para de crecer. Es por esto que la Administración debe regular de forma clara y sin ambigüedades. No podemos confiar en que con la auto regulación del colectivo ciclista sea suficiente.

      En todo caso creo que el colectivo debe hacer por proponer a la Administración cómo debe ordenarse la actividad en el Parque Nacional. Las mesas de participación del PRUG se antojan como un foro ideal para ello.

  2. Vaya, ¿y la caza permitida en pleno parque (puerto de la Fuenfria por ejemplo), no causa impacto, y los miles de senderistas, no causan impacto por no hablar de los que usan los merenderos como en las dehesas o las cercadas de usos recreativos tipo «de pino a pino» o «amazonia», o las miles de casas en el preparque, etc? que manía les ha dado con los ciclistas; cierto que hay descerebrados, pero como en cualquier colectivo,y es a estos a los que hay que controlar.
    Las cosas que han demostrado, funcionan bien durante DÉCADAS, es mejor dejarlas, ¿de verás queremos un parque-museo?

    • Gracias Mariano,

      Hace décadas la Sierra no recibía 3,5 millones de visitas cada año. En mi opinión, si queremos conservarla, en la medida de lo posible, debemos ordenar cómo deben comportarse todas estas visitas, si van a comer, a andar, a correr o a montar en bicicleta.

  3. Gracias por introducir este trascendente debate. Como Presidente del Observatorio para la Conservacion del Patrimonio de la sierra puedo trasladar nuestra profunda preocupación por el deterioro que se esta produciendo en nuestros montes con la pasividad de los responsables de su conservación. Desconocemos cual es la capacidad de carga del territorio y donde se puede actuar y donde estamos destruyendo cada vez que pasamos.

    El problema tiene muchas vertientes y por tanto es complejo pero tambien urgente de solucionar.
    Como en tantas otras cosas, como la ganaderia extensiva, el futuro de las dehesas, el lobo o los cazadores,por ejemplo, la polemica esta servida. Desde el puento de vista del Observatorio lo primero que hay que hacer es escuchar a los pueblos serranos, que son los que sufren en primera instancia la dejadez de la Administración y su politica de espaldas a la ciudadania. Habria que arbitrar mesas de encuentro en las que los distintos protagonistas aportaran sus preocupaciones y se buscaran formulas de consenso con la presencia de los responsables politicos encargados de ponerlas en marcha. Y siempre sobre la base de los informes cientificos que objetivizen las opiniones de cada cual.

    Especiicamente hay que reunir a los usuarios del monte y a los especialistas. Necesitamos saber cientificamente el impacto real que estan teniendo las bicis de montaña en la capa vegetal, generación de nuevas trochas, generación de riqueza en nuestros pueblos, etc. igual que con los montañeros y senderistas. Sobre esa base cientifica concretar la capacidad de carga de las distintas zonas del territorio. Hay impactos muy diferentes según los sitios. Proponer que hacer con los eventos masivos, sean del tipo que sean, sobre territorios fragiles.
    Hay que constatar si se estan cumpliendo las leyes por parte de los cazadores y que normas de convivencia tenemos que acordar entre todos, ciclistas, montañeros y caminantes, cazadores y ayuntamientos. Todos tenemos derechos pero estos deben estar supeditados al bien común de conservar en las mejores condiciones posibles esta sierra que se deteriora aceleradamente con la masificación.
    Hablamos del cambio climatico pero el cambio tambien esta en nuestra sierra cada dia mas fragil e indefensa.
    ¿Nos sentamos a reflexionar conjuntamente, escuchandonos unos a otros y tratamos de proponer medidas razonables para todos? Desde el Observatorio nos ofrecemos a organizar unas jornadas si son de interes general.
    Ricardo Roquero.

  4. Jorge Etxague

    Buenas,

    Aunque algo tardíamente, me gustaría plantear una duda que me ha suscitado no tanto el post en sí, sino un dato que se cita de las respuestas de Manuel Oñorbe. Se trata de la famosa cifra de 3,5 millones de visitantes en el PN de Guadarrama, la cual, como sabemos, fue dada a conocer hace un par de años por el propio gobierno de la Comunidad de Madrid, y además como si se tratase de algún tipo de logro. Luego se ha venido repitiendo una y otra vez, tanto por quienes les parece algo muy positivo, como por los detractores de la cosa, a menudo en tono apocalíptico, pero casi nadie la ha cuestionado, a pesar de que se trata de un manifiesto disparate; quizá porque a todo el mundo le viene bien. Grosso modo, hablaríamos de unas 100.000 personas al día paséandose por el Parque Nacional, el cual, como también sabemos, tampoco es excesivamente grande. 100.000 personas al día, los 365 días del año. La única comparación que se me ocurre (manifestaciones aparte) juntando a tanta gente es la famosa cadena humana por la independencia de Cataluña. Tenía 400 km de largo, y el número de participantes habría sido según un estudio independiente (que no independentista, perdón por el chiste malo) de unos 750.000 participantes (casi una media entre el 1,5 y los 400.000 que estimaron la Generalitat y el Ministerio del Interior, respectivamente). Haciendo una traspolación, sería el equivalente sería una cadena humana de grosor variable de montañeros, runners, ciclistas, domingueros y demás fauna desde el Puerto de Somosierra (ya fuera del parque) hasta la Fuenfría, los 365 días del año. Ignoro para cuántas personas dan los aparcamientos juntos de las Dehesas de Cercedilla, Navacerrada, Cotos, la Barranca, Cantocochino, la Morcuera, Canencia y Navafría, amén de los que suban en el tren de montaña, ¿pero llegan a 100.000? ¿Todos los días y en el PN? ¿Cómo los cuentan?

    Pido disculpas por lo prolijo de la explicación, pero quería poner de manifiesto el sinsentido de esa cifra, repetida una y otra vez sin cesar. Soy consciente de los graves problemas de masificación en la Sierra de Guadarrama (problema que sufro pero del que, por paradoja, soy también causa), pero también soy muy consciente de que las concentraciones (muy por debajo en todo caso de los 100.000 visitantes diarios necesarios para alcanzar los 3.5 millones anuales) se dan en determinados lugares y momentos: hace unas semanas me di la clásica vuelta por Peñalara, Cresta de Claveles, Laguna de los Pájaros y vuelta a Cotos y me encontré con exactamente tres personas: dos montañeros jubilados y un guarda del parque. O la travesía veraniega que hice el año pasado de Manzanares a Cotos: una vez dejada atrás la Charca Verde, donde los primeros propietarios de nevera iban tomando posiciones a pesar de lo temprano, tuve que llegar hasta la Bola del Mundo para encontrar a alguien, y luego en Cotos los aparcamientos estaban medio vacíos…

    Con esto no quiero minusvalorar los problemas de masificación, bien reales, pero me temo que si no se parte de un diagnóstico realista será difícil atajar el problema. Aunque ya no encuentro el dato disponible en la red, los contadores instalados en Cotos daban una cifra de 150.000 visitantes/año, que en sí misma no es moco de pavo, pero que debe ser más realista. Lo que no acalaraban, eso sí, es si contaba igual el que que se sube hasta el Mirador de la Gitana y se da la vuelta que el que sube hasta Claveles…

    Un saludo

  5. Si las MTB y sus variantes, ahora con las ruedacas de 29 pulgadas, o las monster aun peor, las dobles, descenso, etc.

    Pero no echemos la culpa a los usuarios que comprarn lo que les dicen en las tiendas que deben comprar para ser los mas fardones de la sierra, sino mas bien a los ingenieros iluminaos que después de 30 años de estudios y test ahora descubren que la medida 26 pulgadas de rueda no es eficiente para la práctica de MTB . claro no vaya a ser que les coman el mercado las gravel y Ciclocros que para eso ya estaban ahí.

    Como descubrieron en su momento que las dobles suspensiones, los frenos de disco, o las tijas telescópicas son mas «pro» y ofrecen una conducción mas deportiva, o dicho en cristiano, vamos hacer EL CAFRE AL MONTE.

    si le sumamos la expansión y masificación del fenómeno , el coctel es bestial.
    NOTA: he practicado MTB 20 años, se de lo que hablo y se lo que he hecho. Ningún niñatín vestido de «pro» me va a decir que no tengo ni idea de lo que hablo, ¿ok?

    • Me respondo a mis mismo y añado. ¿Hay quien que tenga el cuajo de defender que las bicis MTB a día de hoy son bicis todo camino y ecológicas con las que se practica cicloturismo?. no hay mas comentarios , como decía antes he sido biker 20 años y me he movido entre bikers y ninguno jamas , jamás se planteo la mínima duda sobre su impacto negativo con el medio.

      Ahora las bicis corren mas , saltan mas y hay mas aficionados que nunca. Es imposible negar la evidencia.

  6. jose delgado

    El problemas es que hay ciclistas que bajan pidiendo paso a gente va caminando por senderos hechos para eso para caminar llevo mas de 25 años montando en mtb y e bajado por muchos sitios de la sierra de madrid y siempre he respetado al va caminando y si tengo que pararme me paro porque ellos tienen preferencia y si me dejan pasar siempre les digo gracias no como otros sus palabras son (voy voy) todo esta en el respeto.

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