El Parque Nacional de Guadarrama, la caza con arco y la cabra montés
La cabra montés (Capra pyrenaica) es un endemismo de la Península Ibérica que vive en hábitats de montaña. Se han descrito cuatro subespecies, de las cuales sólo existen actualmente dos: Capra pyrenaica hispanica que se distribuye principalmente a lo largo de los sistemas montañosos mediterráneos; y Capra pyrenaica victoriae que vive en la Sierra de Gredos y otros enclaves del interior peninsular como Las Batuecas (Salamanca), La Pedriza (Madrid) y Riaño (León).
El Ministerio de Medio Ambiente (MAGRAMA) no incluye a esta especie dentro de su Catalogo de Especies Amenazadas, pero sí aclara que “las poblaciones de cabra no se han gestionado –salvo excepciones- de forma racional, ni desde una perspectiva de conservación ni cinegética”. Añade que habitualmente se ha primado el número de ejemplares frente a su manejo poblacional, lo cual ha desembocado en superpoblaciones desequilibradas, sobreexplotación del hábitat y en ocasiones epidemias descontroladas.

Jaula-Trampa ubicada en el interior del Parque Nacional de Guadarrama
En este sentido, cabe citar el ejemplo de la Reserva de Muela de Cortés (Valencia), cuya superpoblación derivó en una epidemia de sarna, que llevó a las autoridades a tener que eliminar 600 ejemplares. Entre las medidas de manejo de la especie se han propuesto y utilizado, la captura mediante jaulas-trampa, rifles anestésicos, o la caza selectiva.
Como caso de estudio, se exponen a continuación algunos datos acerca del modelo de gestión de la cabra montés en el Parque Nacional de Guadarrama. Este ungulado desapareció de la Sierra de Guadarrama a finales de los años ochenta. En 1990 fue reintroducida con éxito en La Pedriza. Tras unos primeros años de asentamiento, a falta de competidores naturales, la especie sufrió un crecimiento considerable hasta alcanzar una población estimada de 3000 ejemplares.

Rebaño de cabras en La Pedriza del Manzanares (Madrid)
Hace ahora 4 años, desde la Comunidad de Madrid se inició un plan de control poblacional que inicialmente, solo contemplaba las capturas en vivo mediante trampas corral y posterior traslado a la Sierra del Rincón. Esta medida derivó en cierta polémica debido a las afecciones sobre la geomorfología que la instalación de las trampas generó en el lugar donde fueron instaladas (Hueco de San Blás). Por aquel entonces, el Gobierno de Madrid afirmaba que “la cabra no se cazaría hasta que todos los implicados en el asunto lo tuvieran muy claro”.

Ejemplar de Capra pyrenaica victoriae subespecie que se extiende por zonas montañosas del interior peninsular
Tres años después cambió el Gobierno Central y, el equipo de Gobierno de la Comunidad de Madrid y la Sierra de Guadarrama fue declarada Parque Nacional. El 25 de junio de 2013, la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, aprobaba una Orden según la cual se permitía la caza de cabra montés en la modalidad de rececho con arco en todos los terrenos administrados por el ejecutivo madrileño. Además, se ponía en marcha un plan de control de la especie, que incluía por un lado un convenio con la Federación Madrileña de Caza, para la eliminación con arco de un número determinado de ejemplares al año y por otro, la captura de ejemplares vivos mediante jaulas trampas, pero en este caso, para ser trasladados a la reserva cinegética de Sonsaz (Madrid).
Hasta la fecha, no han trascendido datos oficiales acerca de la existencia del Plan de Capturas de esta especie, ni sobre el número de ejemplares retirado, ni de los términos del convenio establecido entre la Administración y la Federación de Caza.
La publicación de esta Orden se realizó veinte días después de la entrada en vigor de la Ley de declaración del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama.
A pesar de que el ejercicio de la caza de animales silvestres como actividad recreativa es incompatible con el espíritu de los Parques Nacionales, la actual legislación (Ley 5/2007 de la Red de Parques Nacionales) sí contempla el uso de artes cinegéticas como herramienta de gestión para el control poblacional. Adicionalmente, el Plan Director de la Red de Parques Nacionales, establece: que si existen pruebas suficientes de que la proliferación de una especie causa daños significativos a otras especies, comunidades, o valores reconocidos, se podrán aplicar medidas de control (…). Dichas medidas, que deberán justificarse adecuadamente, serán selectivas, basadas en datos científicos, ejecutadas por personal especializado, y tuteladas por la administración.

Ubicación de las jaulas trampa para cabrás montés en relación a los límites del Parque Nacional de las Cumbres de la Sierra de Guadarrama y su zona de Protección Periférica
La gestión de la cabra montés en la Sierra de Guadarrama (actualmente Parque Nacional) no ha sabido llevarse de forma óptima y transparente. Sin una planificación apropiada, durante 25 años las poblaciones de cabra han crecido hasta alcanzar un número al borde de lo insostenible.
El control de esta especie debería basarse en un Plan de Capturas a largo plazo basado en estudios científicos que determinaran el número de individuos, los niveles de las poblaciones alcanzados, los daños detectados sobre la flora, así como las medidas a llevar a cabo y el modo de hacerlo, los plazos y el personal encargado.
Como ejemplos de buenas prácticas, destacar el “Programa de gestión de la cabra montés en Andalucía”, donde se establece la situación actual de la especie, su estado sanitario, y las medidas a adoptar a largo plazo; o los requisitos para el control cinegético de las poblaciones de muflón y conejo del Parque Nacional del Teide, cada año publicados por el Ministerio de Medio Ambiente, y que determinan los requisitos y solicitudes para obtener el permiso para cazar dentro de este Espacio Natural Protegido.
por Manuel Oñorbe
Publicado el enero 20, 2014 en Caza sostenible, Gestión de fauna, Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, Parques Nacionales y etiquetado en Cabra montés, Caza con arco, Control poblacional, Estudio poblacional, Jaula trampa, La Pedriza. Guarda el enlace permanente. 7 comentarios.
Buen post. Y en la sierra de Gredos…
Se agradece el cumplido José Manuel. Respecto a la Sierra de Gredos, creo que la cuestión es totalmente diferente. La población de cabra es mucho más grande, no ha sido reintroducida (de hecho los ejemplares de La Pedriza, procedían de allí) y no estamos ante un Parque Nacional. Un Saludo
Manuel, en Catalunya la población de cabra montés de la montaña de Montserrat ha seguido un proceso similar. Se reintrodujo en el parque natural a mediados de los 90 y al cabo de poco ya se empezó a cazar. Desde el principio se asumió que la población sería gestionada mediante su aprovechamiento cinegético para evitar el impacto al estar limitada su expansión por cultivos y carreteras.
Gracias por tu aportación Chema,
El crecimiento de la población de cabra montés (en este caso, la otra subespecie que apuntaba en mi post) después de su reintroducción (1995) en Montserrat tuvo las mismas causas que en la Sierra de Guadarrama: falta de competidores naturales y un hábitat propicio. Como bien apuntas, se decidió controlar desde el principio la población a través de la caza controlada. En la actualidad, se cobran unos precios que oscilan entre 300 € y 2.500 € (que pueden llegar a mejorarse al alza). Sería deseable que el dinero recaudado reportara directamente a la conservación del Parque Natural de la Muntanya de Montserrat.
Por otro lado, a día de hoy (supeditado a la reforma de la Ley de Parques Nacionales que se está ultimando), cazar en el interior de los Parques Nacionales es ilegal (no así el control poblacional) por lo que no sería posible cobrar a los cazadores en el PN de Guadarrama.
Un Saludo
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